
Las declaraciones del candidato del Partido Verde a la Alcaldía de Bogotá en referencia a la calidad de buen coequipero de Álvaro Uribe y los “trinos” de Uribe, constituyen una oportunidad para el Partido Verde de mostrar su talante moderno y democrático y de salir fortalecido en el trámite de una contradicción natural que tenemos al interior.
Moderno, por cuanto los Verdes estamos obligados a cambiar la vieja práctica de que los candidatos dirigen los partidos, por el renovado método mediante el cual es el Partido el que dirige a los candidatos en las decisiones fundamentales, la orientación programática, la política de alianzas, sin que ello le reste al candidato la independencia y autonomía para darle a estas directrices el manejo debido, conforme a su estilo y personalidad.
Democrático, por cuanto esta es una decisión que la Dirigencia del Partido debería tomar habiendo escuchado previamente las opiniones de sus integrantes y electores. Para eso están los mecanismos modernos de la comunicación, para abrir el debate, oír a la gente, e iluminar las decisiones.
Si los Verdes escuchamos un poco más a la gente y contamos con ella para alumbrar las determinaciones, la probabilidad de salir airosos será mucho mayor.
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