LA RUPTURA INSTITUCIONAL JUSTICIERA: CUANDO ABOLIR LA ESCLAVITUD SIGNIFICÓ DESAFIAR EL PODER.
La abolición de la esclavitud en Colombia: una ruptura que amplió la democracia.
Durante buena parte del siglo XIX, la esclavitud era una institución constitucional y legal en Colombia, heredada del régimen colonial. Estaba profundamente enraizada en la economía agrícola, especialmente en regiones como el Cauca, Bolívar y Antioquia, y era defendida por las élites terratenientes.
Pese a intentos graduales de limitación (como la Ley de libertad de vientres de 1821), la esclavitud persistió durante décadas, protegida por las leyes del Estado y el poder económico de los esclavistas.
La ruptura institucional se produjo en 1851, bajo el gobierno liberal de José Hilario López, quien impulsó la Ley de Abolición de la Esclavitud, efectiva a partir del 1° de enero de 1852. Esta ley no fue el resultado del consenso de las élites, sino de una decisión política firme, apoyada en movilizaciones afrodescendientes, sectores populares y el ideario liberal radical.
El proceso desató un conflicto interno de proporciones enormes: los sectores conservadores del Cauca, Antioquia y Cundinamarca se levantaron en armas contra lo que consideraban un “atentado contra la propiedad privada”. Pero la República se mantuvo firme, y la abolición se concretó como un acto irreversible de justicia histórica.
Fue una ruptura institucional democrática?
Sí. Fue una ruptura del sistema jurídico esclavista en nombre de un principio superior: la libertad y la igualdad como bases de la ciudadanía. Aunque se hizo por ley, fue una decisión disruptiva que desbordó los pactos sociales vigentes hasta entonces, transformando el horizonte democrático de la nación.
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